Octubre 3, 2012 Creemos Catequetico- Oracion
Cuando era pequeña el 12 de octubre era uno de mis días de fiestas favoritos. Celebrábamos el descubrimiento de América , el día de las razas, día de la hispanidad. Me gustaba ver y participar de las celebraciones y paradas sobre la unión de los pueblos y cantar el himno panamericano, “el canto de buena vecindad”, como yo solía llamarlo. El 12 de octubre era también importante porque era el cumpleaños de mi mamá, quien era muy orgullosa de su origen mestizo y de ser símbolo de todas las razas de América:
Con el tiempo el 12 de octubre tomó otro significado para mí, Entendí que en esa fecha no sólo había sucedido el descubrimiento de América y el cumpleaños de mi mamá, sino que también había sido la llegada de la fe católica en América. Con la llegada de los españoles también llegó la fe católica a nuestros pueblos y esto fue más importante que el mismo descubrimiento. Con la llegada de la fe nos llegó la buena nueva del amor de Dios y con ello la fortaleza para convertir el sufrimiento, que también trajo el descubrimiento, en solidaridad. La fe católica nos ofreció la oportunidad de conocer a Jesús, nuestro Salvador y aferrarnos a él. Todos nuestros pueblos latinos están unidos por esa fe, todos los pueblos latinos tienen una confianza inquebrantable en María la madre de Dios, representada en diferentes devociones.
Han pasado quinientos años y nuestra fe ha crecido y se ha fortalecido. Hoy muchos latinoamericanos están trayendo la fe católica a los Estados Unidos y unidos como buenos vecinos estamos compartiéndola.
Este 12 de octubre recordemos cantar un “himno de buena vecindad” con nuestros familiares, vecinos y amigos.
Si es catequista esta semana puede pedir a sus alumnos investigar sobre la devoción popular de un país, diferente al de ellos.
Converse con sus alumnos sobre las diferentes devociones marianas en Latinoamérica
Después de la misa el domingo salude a alguien con quien hace mucho no conversa.
Invita a la vecina a tomar un café
Converse con sus niños sobre la importancia de compartir nuestra fe con otros.
-Dulce M. Jiménez Abreu
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